El futuro de los drones es brillante, pero… ¿es para todos?
Desde hace ya cerca de un lustro, caben pocas dudas sobre que en el futuro los drones van a consolidarse como una herramienta casi imprescindible en muchísimos ámbitos de la economía a escala global.
Un pronóstico favorable para el futuro de los drones
El último estudio de Business Insider corrobora esta teoría, ofreciendo datos interesantes sobre sus aplicaciones en diferentes sectores, como son el sector financiero (seguros), agricultura, construcción, minería y comunicaciones.
En el caso de la agricultura, por ejemplo, esta estimación viene avalada por las previsiones de que en el año 2050 la población mundial alcanzará la increíble cifra de 9.700 millones de personas, por lo que se espera que la demanda de productos agrícolas no deje de aumentar. En un mundo de agricultura extensiva, los drones pueden ser útiles en la monitorización de los cultivos, la irrigación y la fumigación.
En el área de la construcción y la minería, los beneficios son obvios: los drones permiten realizar inspecciones en pocos minutos que hasta ahora requerían varias horas, y numerosas medidas de seguridad para no poner en peligro al personal de la obra.
En el sector de los seguros, los drones van a ser herramientas clave para evaluar daños ahorrando tiempo y dinero.
Teniendo todo esto en cuenta, se ha estimado que el tamaño del mercado global para las empresas de servicios relacionados con drones pase de los 4.400 millones de dólares (2018) a 63.600 millones de dólares… sólo en 2025.
¿Es un futuro para todos?
En un mundo dominado por las grandes empresas en búsqueda de los mayores beneficios posibles, debemos atender a todas las señales que nos llegan para estar prevenidos de lo que se nos puede venir encima. Este informe demuestra que hay sobre la mesa una enorme tarta que repartir, y si los pequeños emprendedores nos pensamos que no están preparándose para llevarse la mayor parte de esta tarta en unos años, estamos muy equivocados.
No sé si soy el único, pero los acontecimientos de los últimos meses me hacen pensar que la forma de abordar esta expansión va a ser a fuerza de aprovechar las polémicas creadas un tanto artificialmente alrededor del mundo de los drones, como los casos recientes de Gatwick y Barajas, en los que no se ha llegado a demostrar la presencia de ningún dron.
Y a pesar de que a día de hoy todavía no se ha registrado ninguna víctima mortal por el uso no militar de drones, el foco sigue puesto en incrementar el control sobre los pilotos, restringir los usos que se les puede dar a los drones y hacer pasar a todo aquel que quiera ponerse a los mandos de un dron por un embudo burocrático y normativo, que sin duda es necesario, pero que dependiendo de las agencias aeronáuticas puede llegar a dejar fuera de juego (fuera del reparto de esta inmensa tarta) a una gran mayoría de operadores pequeños, beneficiando así a las empresas con más capacidad que podrían hacer frente a requisitos muy elevados. Los casos de la reciente propuesta de la FAA que tanto está dando que hablar, o el Remote ID desarrollado por DJI son algunos de los ejemplos de cómo nuestro panorama podría cambiar drásticamente de la noche a la mañana.
Es importante que los pilotos de drones y los aficionados tomemos conciencia de que, a pesar de nuestra experiencia, nuestra pericia y nuestra formación; la opinión pública condicionada por los medios y las noticias sensacionalistas, así como nuestras administraciones, pueden dejarnos condenados a formar una parte muy marginal de todo lo que está a punto de moverse en el mundo de los drones.
Los operadores pequeños tenemos mucho que perder, porque unas gestiones más restrictivas pueden generar barreras de entrada muy importantes en el negocio de los drones, que sólo empresas más grandes (constructoras, empresas de transporte, y unas pocas operadoras con mucho dinero, personal y contactos) podrían superar.
No estamos pidiendo que no se tomen medidas de seguridad o que la normativa sea laxa, sino que desde las autoridades se garantice que en un futuro cercano las posibilidades de volar de forma segura y legal sean las mismas para las pequeñas operadoras que para las grandes empresas, porque en el escenario que podría verse próximamente hay unos pocos que podrían salir muy beneficiados y muchísimos muy perjudicados.